El piccolo
Cuando nos presentamos a una convocatoria para el ingreso a una orquesta bien sea profesional o joven y observamos las bases que regulan la audición en las pruebas, vemos que se exige, además de la interpretación con la flauta travesera, parte del repertorio de piccolo, ¿por qué?, porque las orquestas precisan instrumentistas flexibles que puedan adaptarse a las circunstancias que necesiten éstas mismas.
En las enseñanzas musicales no tenemos ninguna asignatura que sea específica o dirigida especialmente a los instrumentos secundarios, y es por eso que debemos de “sacarnos nosotros mismos las castañas del fuego” y aprender a tocar éstos por nuestra cuenta. Pero, ¿qué pasa cuando no tenemos una buena base técnica que apoye la interpretación en estos instrumentos? Pues bien, solemos creer que adaptando ciertos aspectos del instrumento principal podemos “salir del paso” y realizar una práctica instrumental aceptable, pero esto es un error. ¿Por qué? Pues porque cada instrumento precisa de una práctica y por lo tanto de una técnica en particular.
Para tocar un instrumento, bien sea principal o complementario, es necesario disponer de tiempo y un estudio consciente, guiado o dirigido por un profesor que nos ayude a mejorar positivamente y así poder practicar la técnica y el repertorio que oportunamente se requiera.
Debería ser una exigencia en la práctica casi diaria el estudio relacionado en la mejora de la interpretación del piccolo para alguien que quiere conseguir sus objetivos como flautista y todo ello con la intención de completar la capacidad que requiere nuestra profesión, ya que, dadas las circunstancias, es de total importancia incrementar nuestro talento interpretativo, y de este modo, poder realizar unas buenas audiciones.
Así que como siempre digo, tiempo, paciencia y trabajo inteligente!!!
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